Costanera Sur. Buenos Aires

“La pampa inmensa, bravía, con altos pastos; un vasto disco plano, se iba oscureciendo, rodeado por el horizonte en un círculo tan perfecto como el que produce un canto rodado que se arroja a las aguas mansas. En lo alto, un cielo claro de junio, invernal, pálido, luciendo hacia el Oeste los velos azafranados de los postreros reflejos que lo tiñen con celajes violáceos y grises.”

(El niño diablo. G.E.Hudson)

Siempre es reconfortante volver. La reserva ecológica Costanera Sur, de 350 hectáreas, es la reserva natural más grande de la ciudad de Buenos Aires.  Desde 1992 comencé a visitarla como voluntario en la ONG ambientalista F.V.S.A. y ya nunca dejé de darme una vuelta por la Reserva cuando viajo a Capital. 

El área protegida está emplazada sobre tierras ganadas al río de La Plata que desde 1978, comenzó recibir escombros de la ciudad para las obras de un proyecto que quedó inconcluso (uno más en Argentina). Durante los años ´20 y ´30 albergaba al Balneario Municipal, a donde los porteños acudían darse un chapuzón y luego disfrutar de una cerveza en La Múnich, una cervecería ubicada en el paseo costanero.

La naturaleza siempre se cobra revancha a pesar de la insistencia humana y durante el letargo, las ruinas abandonadas fueron ocupándose y poblándose con vida. Fue tan exitosa la colonización natural que en 1986 diversas ONG´s que realizaban actividades de Educación ambiental en el predio, propusieron a la Municipalidad de Buenos Aires la creación de la Reserva Ecológica. Ese mismo año fue declararada Parque Natural y Zona de Reserva Ecológica y, posteriormente Área de Reserva Ecológica.

Si hay algo de maravilloso y valioso en este lugar es la diversidad natural que conserva a simple vista en su pequeña superficie, incluso guarda verdaderas joyas para quienes deseen tomarse un tiempo de contemplación y meditación artística. Hasta 2017 se registraron 336 especies de aves, y desde sus seis senderos pueden observarse cientos de plantas, animales, hongos e insectos, y otros vertebrados como tortugas, lagartos y coipos.

A veces doy un paseo de avistaje de aves o “pajareo”, y otras solo me quedo fuera, en el malecón, frente a la Laguna de los Coipos, que forma parte de la Reserva Ecológica. Allí saco mi telescopio (unos binoculares pueden funcionar perfectamente bien) y los materiales de dibujo y pintura.

Me percibo dibujante y siempre estoy explorando con diferentes materiales (tinta china y pluma, lápices de grafito, rotuladores graduados, lápices de colores). A veces utilizo acuarelas. En este día, la Reserva me deparaba numerosas especies interesantes y confiadas así que utilicé una herramienta que me permitiera tomar apuntes rápidos, elegí los rotuladores graduados (siempre utilizo al menos 3 diferentes, 0.1, 0.4 y 0.7).

Un grupo de patos cuchara -Red Shoveler- (Spatula platalea), patos de collar -Ringed Teal (Callonetta leucophrys) y patos capuchinos -Silver Teal- (Spatula versicolor) asoleándose en los islotes flotantes de repollito de agua (Pistia stratiotes) me dieron tiempo suficiente para tomar algunos bocetos. Los patos capuchinos tienen unos colores espectaculares y pienso que debo hacer algo con ellos a color, en algún momento.

Numerosos y confiados, varios patos picazo -Rossy-billed Pochard- (Netta peposaca) se acercaron nadando en grupos hasta el malecón. Menos confiados y a la distancia tomé apuntes de unas pollonas negras -Common Gallinule (Gallinula galeata) y un grupo mixto, donde destacaban los llamativos patos sirirí pampa -White-faced Whistling Duck- (Dendrosygna viduata). Siempre que veo a los sirirí pampa, o los escucho silbar en el cielo nocturno pienso lo mismo, -es la misma especie que se puede encontrar en humedales del sudeste de África-. Mi sorpresa se renueva siempre.

Más a lo lejos aún y la más tímida de todas, algunos ejemplares de garza mora -Cocoi Heron- (Ardea cocoi) se van mostrando solitarias a medida que se acerca el atardecer. De lentos movimientos y elegante es siempre deseable de dibujar. Más cercanos, unos cuervillos de cañada -White-faced Ibis- (Plegadis chihi) y varios carau -Limpkin- (Aramus guarauna) no dejan de picotear entre la vegetación flotante.

Recuerdo perfectamente que fue en Costanera Sur donde vi por primera vez al carau o viuda loca, pariente de las grullas y que se alimenta principalmente de los grandes e invasivos caracoles manzana (Pomacea canaliculata). La leyenda litoraleña cuenta que Carau fue un muchacho apuesto que vivía con su madre, hasta que un día ella enfermó y Carau decidió ir al pueblo a buscar ayuda. En el camino se entretuvo en un baile y olvidó lo que iba a buscar. Cuando al amanecer se enteró que su madre había muerto su llanto se extendió en el bañado como un canto lastimero y su ropa se transformó en plumaje negro.

Gallareta chica -White-winged Coot- (Fulica leucoptera)

Pato de collar -Ringed Teal (Callonetta leucophrys)

Bibliografía y links que inspiran

Un naturalista en el Río de la Plata. Guillermo Enrique Hudson. 1892. Numerosas reediciones y editoriales.

Allá lejos y hace tiempo (Far Away and Long Ago – A History of My Early Life). Guillermo Enrique Hudson. 1918. Numerosas reediciones y editoriales.

Aves del Plata. Guillermo Enrique Hudson. 1920. Numerosas reediciones y editoriales.

La meditación y el arte de dibujar. Wendy Ann Greenhalgh, Eva Cruz.2018. Ed. Siruela.

https://turismo.buenosaires.gob.ar/en/article/costanera-sur-ecological-reserve

https://www.reservacostanera.com.ar

https://www.avesargentinas.org.ar

https://www.vidasilvestre.org.ar